Los patrones narrativos puros, rigurosos, tono sobre tono y las superficies matéricas son algunos de los elementos clave del brutalismo.
Una corriente arquitectónica que surgió en los años 50 y se expandió en los 70, entre cuyos mayores intérpretes se encuentran los italianos Lina Bo Bardi y Clorindo Testa, el americano Paul Rudolph y el japonés Kenzo Tange.