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Casa Malaparte

A Curzio Malaparte, escritor multifacético, corresponsal de guerra y editor, le gustaba definirla «Casa como yo». Su hogar, construido sobre el alto promontorio de Capo Massullo, en la isla de Capri, está suspendido entre el cielo y el mar. Una verdadera joya arquitectónica que aún hoy es inspiración de artistas y creativos.

Al final de los años treinta, Curzio Malaparte diseña su «buen retiro» en Capri, con la ayuda de Adalberto Libera, uno de los mayores exponentes del racionalismo italiano.

Casa Malaparte está situada sobre un acantilado que la integra en su paisaje y deja entrever solo la silueta de su estructura esencial color rojo pompeyano entre el verde de la vegetación mediterránea y el azul intenso del mar.

Aparece de repente, en medio del camino que conecta el mirador de Tragara con el Arco Natural. Es una presencia impresionante, escultórica, con una larga escalinata que conduce a la terraza-techo como si nos llevara a un templo azteca.

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Se encuentra en una posición natural de gran impacto visual, gracias al neto contraste pictórico entre la roca gris, los tonos de azul del cielo y los colores tornasolados del mar imponente. Esta condición única de aislamiento total da paso a un modo de habitar suspendido entre los acantilados, pero que al mismo tiempo mantiene una relación constante con el exterior, gracias a los ventanales que nos ofrecen cuadros vivientes naturales.

La película «El desprecio», realizada en 1963, es una ejemplar narración cinematográfica de Jean-Luc Godard cuyo papel protagonista lo comparten esta maravillosa casa y una enigmática Brigitte Bardot.

Las escenas enrarecidas cuentan la magia del espacio y de la luz, las sombras nítidas, los mil matices del agua límpida que descubre los fondos rocosos, y han sido fuente de inspiración para Capri Collection.

Entre los temas elaborados y relacionados con las atmósferas inigualables de Capri, encontramos árboles que se desvanecen, el movimiento de las olas que se rompen en los acantilados, las profundidades marinas y todo su misterio. Mientras que en las superficies retumban los ecos cromáticos del cobalto y el azul que se unen para crear una paleta cambiante del Mediterráneo.